Sunday, August 19, 2012
LA HISTORIA DEL MAL SIEMPRE TIENE DETRAS DE SI PERSONAJES QUE TIENEN NOMBRE Y APELLIDO
La Historia del mal siempre tiene detrás de si personajes que tienen nombre y apellido. Para ser libres hay que pararlos
José Chencho Alas
MONCADA
La historia del mal siempre tiene detrás de si personajes de carne y hueso que tienen nombre y apellido, que desconocen valores y principios éticos, que por encima de todo ponen su yo como suprema norma en sus relaciones con los otros seres humanos y con la madre naturaleza. La historia tiene una larga lista de estos nefastos individuos. Para mencionar a algunos de ellos, todos recordamos a Adolfo Hitler con sus ideas supremacistas, a Augusto Pinochet, el general chileno que se entronizó en el sur a sangre y fuego, a Ronald Reagan que mintió una y otra vez al congreso norteamericano en su locura por continuar el financiamiento y asesoramiento de las guerras en Centro América contra pueblos prácticamente indefensos. El yo los ciega como voluntad de poder y poder de dominación sobre personas y cosas.
Pero hay otros que no han ocupado puestos públicos y por lo mismo resultan menos conocidos pero igualmente dañinos. Uno de ellos es Sam Zemurray, apodado el “Banana Man” o “Banana King”, el hombre banana o rey, judío nacido en Rusia quien a temprana edad se estableció en el sur de los Estados Unidos, en Mobile, Alabama. Según Rich Cohen, otro judío, hacia el año 1893 tuvo la oportunidad de comerse el primer banano llegado de Jamaica, y el sabor de la rica fruta le llenó la imaginación de sueños de riqueza y de poder que llevó a la realidad a sangre y fuego.
La historia de nuestros países centroamericanos está muy ligada a las ambiciones de poder de Zemurray, particularmente Guatemala y Honduras convertidas por el Banana Man en su pequeño imperio gracias a la United Fruit Company, su teatro de operaciones. Zemurray es un icono del capitalismo inspirado en el individualismo a ultranza, alguien que inspiró a muchos de los industriales de Estados Unidos, que desconocen las dimensiones sociales del poder estatal, al estilo de Sarah Palin, la diosa del Tea Party en cuyas garras ha caído el partido republicano y contra el cual se estrellan muchas de las propuestas de Barak Obama.
Zemurray fue el conspirador y financista que provocó la caída de por lo menos dos presidentes centroamericanos, el más conocido, Jacobo Arbenz, jefe de estado de Guatemala, quien se propuso llevar a cabo una tímida reforma agraria en las tierras ociosas de ese país. Zemurray logró convencer a Washington de que Arbenz era comunista y que lo tanto, tenía que proteger los intereses de la United Fruit. Fue la CIA la que se encargó de comprar y beneficiar militares guatemaltecos, el más conocido de todos, Castillo Armas, para que diera un golpe de estado el año el año 1954.
Gracias a Zemurray, United Fruit Company se convirtió en la corporación más rica de Centro América, acaparando grandes extensiones de tierra, el 85% de las cuales mantenidas ociosas, mientras los pueblos de Guatemala y Honduras eran víctimas de la expropiación, no importando si para ello se hacía necesario pasar a cuchillo las gargantas de quienes se oponían. Los ejércitos de estos países estaban a la orden del poder imperial, triste historia que han jugado nuestros militares en todos los países centroamericanos sin excepción.
La historia nos enseña que no se puede permitir el crecimiento desmesurado de personajes sin escrúpulos, que tienen en su cerebro el signo del dólar al cual le rinden tributo, lo idolatran. No se puede dejar en manos de estos individuos los destinos de los pueblos porque los esclavizan para sacarles hasta la última gota de sangre para provecho individual. Hoy como ayer, estos hombres existen y están ejerciendo su poder soberano. Los encontramos en cada uno de nuestros países. Pagan muy pocos impuestos y acaparan las licitaciones de los proyectos estatales compitiendo a veces de manera amañada gracias a los corruptos que se encuentran en todos los ministerios. Un ejemplo actual lo tenemos en la región del Aguan de Honduras en donde han sido asesinados por la policía y el ejército más de 60 campesinos en los últimos meses debido al reclamo que han hecho de sus tierras que fueron confiscadas y entregadas a Miguel Facussé de origen palestino. Todo mundo sabe que en Honduras el poder de Facussé está por encima de Pepe Lobo, presidente de ese país.
El pueblo tiene que vigilarlos, lo cual es posible. Hay señales de esperanza de que las cosas se pueden revertir en los movimientos que se están dando en muchas latitudes del planeta. Los Indignados, Soy #132 de Méjico, los levantamientos estudiantiles al estilo de Chile, los frentes de resistencia popular como el de Honduras se están multiplicando y hay que apoyarlos. Ellos constituyen nuestra esperanza de liberación.
Austin, Tx, 19 de agosto de 2012
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