MEMORIA HISTÓRICA Y
MURAL DE FERNANDO LLORT
Chencho Alas
Se tiene la idea de que la memoria histórica
se refiere a hechos violentos registrados en un país debido a los crímenes de Estado,
tal como ha sucedido en casi todos los países de nuestra América Latina. Su
memoria se guarda en libros escritos por las diferentes comisiones de la verdad
o en otros documentos. También se guarda en monumentos, algunos de los cuales
fueron usados por los gobiernos dictatoriales para ejecutar a sus oponentes,
tal es el caso de la Escuela de Mecánica de la Armada argentina en dónde la
dictadura cometió los crímenes más horrendos en contra de la oposición. Se
incluye también como centros de memoria histórica a algunos lugares dedicados
al culto religioso.
Yo creo
que reducir la memoria histórica a conmemorar desapariciones, centros de
tortura, ejecuciones, robos de niños por parte de militares para adoptarlos
después del asesinato de sus padres no llena la totalidad de su significado, lo
restringe demasiado. Me parece que debe ampliarse dicho significado,
enriquecerse, para que responda a la realidad que vive un pueblo que tiene
derechos legítimos de que debe gozar cuya negación conduce a una situación de
violencia.
Este es
el caso del mural que adornaba la catedral de San Salvador, El Salvador, una de
las obras más vistosas y simbólicas de Fernando Llort, quien “explicó que su obra fue dedicada a
todos los salvadoreños que fueron nombrados por el papa Juan Pablo II
"Artesanos de la paz" en 1983, o sea, los mártires de nuestro pueblo.
El secretario de
Cultura de la Presidencia, Héctor Samour, afirmó que el mural tenía “un
significado histórico porque fue construido después de la época de la firma de
los Acuerdos de Paz”. Samour espera “que se instale el mural tal como estaba,
tiene que ser restituido de la forma como estaba".
Por lo
tanto, el mural tenía “significado histórico” o lo que es lo mismo, era parte
de la memoria histórica de nuestro pueblo. Si vemos una fotografía del mismo
encontramos tres elementos fundamentales que constituyeron la razón del
levantamiento de nuestro pueblo en armas después de haber exigido, de 1969 a
1980, al gobierno militar por medios pacíficos cambios fundamentales en la
estructura económica de nuestro país.
En la
parte superior los azulejos simbolizan mediante las casitas el derecho del
pueblo a la seguridad. Un techo para cada familia es un derecho humano,
significa protección de las inclemencias del tiempo y de ataques de ladrones o
criminales, es un refugio y es un nido de amor. Los frutos del campo y el
campesino y la campesina significan la seguridad alimentaria y el derecho a la
tierra. Estos símbolos representan de manera muy bella con colores vivos, fruto
de la naturaleza tropical, la razón por la cual nuestro pueblo tuvo que irse a
la guerra después de ser masacrado incontables veces, cada vez que se
manifestaba en las calles de nuestras ciudades o en el campo.
La seiba
y las palomas simbolizaban la paz, fruto que se quería cosechar y la cruz la
justicia sobre la cual se quería construir un pueblo nuevo, un El Salvador
resucitado. La cruz no tiene razón en la fe cristiana sin la resurrección, el
mensaje más poderoso que nos dio Jesús de la paz.
La
destrucción del mural representa un duro golpe a la memoria histórica de El
Salvador. La memoria histórica es parte esencial de la cultura de un pueblo, es
el pasado que inspira y alimenta el presente y que abre la visión del futuro.
No comments:
Post a Comment