Sunday, December 25, 2011

JÓVENES CONSTRUCTORES DE PAZ (JCP)


 JÓVENES CONSTRUCTORES DE PAZ (JCP)

                                           Por Yeny Nolasco, 22 años de edad, fundadora de JCP.
Cambiar la realidad no es nada fácil, el mundo entero  está en un gran reto que no todos queremos enfrentar. Todo en el mundo tiene un orden, una jerarquía, nada es así por así. Nada nace de la nada, el sol se va porque sabe que viene la luna, el anciano muere por que alguien más debe ocupar su lugar, y así es el curso de la vida.
Pero hay algo más grande que todo eso, la vida antes de morir, lo cual es lo más difícil de  entender. Es esa etapa de aprendizaje, de educación, de fracasos y éxitos, de tristezas y alegrías. Es el pleno desarrollo de todo ser vivo, en especial del ser humano.
La forma de corregir a los hijos hace 50 años era muy distinta a la actualidad, aunque muchas veces algo similar en algunos sentidos. La disciplina antigua era considerada como muy efectiva. La formas de castigos que habían eran muy fuertes por lo tanto la obediencia era algo primordial en la familia. El hecho de hincarlos en maíz o maicillo, bajo el sol durante algunas horas, o pegarles con reglas muy gruesas en las escuelas era visto como algo normal y bueno en la educación de los hijos;  pero se evitaba la corrección mas perfecta, el diálogo.
Actualmente esa clase de castigos están siendo vistos como delitos graves y aquellos que los ejecutan son castigados con pena de cárcel; ahora se implementan castigos más suaves a los hijos mal portados, pero para muchos es necesario volver a las correcciones de antes por tanto vago que hay, según ellos; para otros es necesario el diálogo, pero como antes, así como ahora es lo que más falta en las familias. Y por ello nos estamos enfrentando a serios problemas sociales.
Ahora ser joven es un delito, una segura sentencia de muerte. Hoy día todos buscan el mal de todos, el amor es uno de los valores más grandes que se ha perdido en la humanidad.
He notado tanta tristeza en los jóvenes, que por su poca educación e ignorancia de la vida fracasan continuamente y encaminan una vida incompleta, infeliz, con miedo e inseguridad, sin un buen prospecto, sin un buen futuro. Eso no es por causa de falta de correcciones o castigos, sino por falta de amor en la familia y de diálogo.
Trabajar en la corrección de la juventud actual, debe ser visto con mucho respeto y cuidado, pues depende de ella los próximos hombres y mujeres, los cuales manejarán la tierra. Es como un padre quien le hereda a su hijo la empresa, pero antes lo instruye en los negocios, para que esa empresa no quiebre, le enseña todo lo que debe saber y más.
Los valores a partir del amor deben ser siempre la base y razón de la educación.
No se puede construir en vacío, Dios mismo creó el orden desde el principio, puso la tierra antes que al hombre, para que este la pudiera pisar y no caer a la nada.
Los valores y principios deben ser esa tierra para que ningún joven caiga.
Ahora bien en pleno siglo XXI podríamos decir que  se reconoce el valor del joven en distintas áreas tales como las iglesias, la política, la economía, en fin han abarcado un gran porcentaje de aceptación y respeto; pero lo lamentable es que no son la mayoría, si no muy pocos dentro de nuestro gran mundo. Y con esos, con la mayoría hay que trabajar aun con más fuerza, pero nunca descuidarse de los otros.
Justamente, el  interés de colaborar con nuestro país y la necesidad de paz nos ha inspirado la idea de darle nacimiento  a la organización Jóvenes Constructores de Paz (JCP) con un fin específico, fomentar la paz a través de actividades en las cuales se involucra a las comunidades, se llevan proyectos de educación, de salud, de formación espiritual, encuentros con otras organizaciones juveniles, etc. El éxito de nuestro trabajo estriba en que el joven crea en el joven.

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